UNA VERGÜENZA MUNDIAL
POR: LIDIS REDONDO ATENCIA
Enfrentamientos por defender creencias políticas, religiosas, de pensamiento, son comunes en nuestra América latina y en el mundo; pero resulta totalmente vergonzoso que un pueblo hermano como lo es la republica de Ecuador este viviendo una situación tan critica como la actual, todo a causa de la inconformidad de irónicamente los encargados de conservar el orden y la seguridad del país, los policías, estos personajes se han tomado la ciudad de Quito, capital del mencionado país, y han ocasionado enfrentamientos de gran magnitud, protestas por toda la ciudad, reclamos y agresiones contra el presidente Correa quien tuvo que ser rescatado por organismos del ejercito de ese país después de estar prácticamente secuestrado por un lapso de 10 horas aproximadamente en un hospital perteneciente a la fuerza publica, después de haber llegado para ser atendido de emergencia al ser victima de los gases lacrimógenos y demás sustancias lanzadas por los enfurecidos policías, quienes protestan de manera nada pacifica en rechazo de una Ley aprobada por el Congreso que eliminó beneficios económicos a los miembros de esa institución y las fuerzas Armadas.

Los países vecinos decidieron cerrar sus fronteras como símbolo de solidaridad con el presidente Correa, medida que de cierto modo comparto ya que como gobiernos debemos apoyar a nuestros países vecinos y esta situación lo amerita de manera colosal, pero, lo que no comparto es que un presidente exprese frases como “no habrá perdón ni olvido” la cual fue lanzada por el presidente Correa, es entendible que la situación se pudo tornar bastante personal pero debe recordar que no es él como persona quien esta siendo atacado sino el jefe de estado que en él esta personificado, además debe tener en cuenta que si es como el mismo dice, que es la oposición quien lo esta atacando es posible que no todos los implicados pertenezcan a la fuerza pública.

Apoyo la idea de defender nuestros derechos siempre y cuando lo hagamos mediante métodos que no afecten tal vez en mayor proporción la tranquilidad y seguridad de las demás personas.

Debemos ser coherentes a la hora de hacer valer nuestros derechos, no es justo que hagamos pasar un mal rato a nuestros vecinos, amigos, e incluso familiares por no actuar correctamente.