viernes, 9 de abril de 2010

BIOBIBLIOGRAFIA - FERNANDO LINERO MONTES


Nacido el 14 de octubre de 1957 -cuando el lanzamiento del Sputnik, primer satélite artificial a la orbita terrestre-, no pudo escaparse de ser músico y poeta. Vivió y disfruto su niñez en las bellas playas de su natal Santa Marta, de estas vivencias podemos ver muestras en sus poemas El Mar (El mar es todas las cosas: las mujeres riendo entre las flores amarillas de los trupillos; o lanzando voces a los niños…….) y en Un árbol (se confunde con la oscura algazara que remonta la Ciénaga).De la música, ejercida como oficio, proviene la característica tonalidad lírica presente en sus textos, evidenciada de manera expresa en los títulos de tres de sus libros publicados: Sonata del sonámbulo (Piajao Editores, 1980), La risa del saxo (Cuadernos de Poesía ulrika, 1985), y Lecciones de fagot.
Desde 1977 reside en Bogotá, donde vive de y se dedica a la música, de cuyo género creativo -ejercido en el espacio del son, el bolero y el jazz- ha creado y producido trabajos ligados a la poesía como el compacto musical El poeta canta dos veces (El habitante de la bahía producciones, 2003). La filosofía, desplazada por el poeta en su acepción academicista, ha sido una constante presencia en su obra. Del pensamiento humanizante dan cuenta sus libros Aparte de amor (centro Colombo Americano, 1993) Guijarros (fundación Simón y Lola Guberek, 1990) y Palabras para el hombre (Editorial Magisterio).
Es un hombre que adora y valora a su esposa, eso lo podemos evidenciar en el poema La casa sin ti (Sin tu presencia la casa apenas vive), nos deja ver en su poema Desde la ventana, que a pesar de toda la felicidad que ha desbordado su vida, tubo un momento en ésta que le hizo ver toda esa alegría ajena a él, así lo expresa, veo el fondo de una vida que parece arder en vano.
Perdió a su padre siendo ya un adulto, esto se puede apreciar en su poema Sobre largos días (Ahora mi padre me escucha desde la vasta mansión de la muerte).

NOTA PERSONAL
Personalmente Fernando Linero Montes me parece un poeta apasionado por la vida, es de las personas que disfruta las alegrías y las tristezas con la misma pasión. Es un hombre para el que la familia representa un elemento importante, orgulloso de sus raíces pero apegado a nada.

POEMAS

Un árbol

Por el arqueado espinazo del cielo el sol se descuelga sin prisa,
se confunde con la oscura algazara que remonta la Ciénaga.
Alucinado en la rumia de los días el hombre es un árbol solitario;
vientos amargos lo traspasan, lamen su corazón en sombras.
Cuando incierta en la noche, igual a una mujer en cinta
sobre la ciudad se cierne la estrella,
de los extramuros del cielo fluye honda fatiga que resbala en sus ramas.

La casa sin ti

Sin tu presencia la casa apenas vive.
Y en ese modo de ser agua y noche
sin embargo se mueve con su parafernaliade
frascos, agua caliente, libros prestados;
con ese estilo que tienen los amigos al tocar la puerta.
Si no estás en la casa - rey o zángano -no se cómo amarrarme los zapatos.
Incapaz de un dos más dos,
en el balance diario sólo relacionoceniceros sucios,
maticas tristesy esa sensación de polvo cayendo sobre el corazón.

Sin tu presencia la casa apenas vive.
Y en ese modo de ser fuego y aire
sin embargo se mueve en un marcodonde soy el comandante
- yo que he odiado ser jefe de algo o de alguien -
de una turbamulta de objetos lamentables.
Sin tu presencia la casa apenas vive.

El mar

I
El mar es todas las cosas:
las mujeres riendoentre las flores amarillas de los trupillos;
o lanzando voces a los niños.

II
Las olas arremeten en tumulto contra el malecón.
Un niño camina a lo largo de la arena mojada,
observa el perfil agreste de la costa.
Su mente compite con el viento,
ondula contra la línea del horizonte.

III
El mediodía se abre sobre la ciudadardiente
como el latigazo de la medusa.

IV
Un barco abandonado en la bahía.
En su interior ese olor de cosa oscura
que hace pensar en la muerte.
Ese ávido olor arrojándose insolente
sobre los ojos, la boca, la nariz...

V
Al atardecer las hicoteasse deslizan en la tibieza de la rada
y oleadas de cangrejos
con sus crujientes armaduras
suben a los árboles.

VI
El mar somos nosotros con sus islas verdes y grises,
con sus inalcanzables puertos.
Acaso por eso, a veces, ese crujido seco de vela en la tormenta,
ese estremecimiento de pez rápido y sinuoso que se aleja.
El mar somos nosotros con sus áridos vientos y sus furiosos naufragios.
También en el fondo de nosotros
se pudren negras ramas como en las ensenadas.



Desde la ventana

Todo el día el sol revoloteó
en los cabellos grasos de los albañiles.
Ahora en los andamios las sombras juguetean el firmamento resuena
con el cantar de las constelaciones.
Como un general derrotado que a través de la noche
reúne las huestes dispersas
desde la ventana observo la lumbre de las barcas
veo el fondo de una vida que parece arder en vano.

Sobre largos días

He perdido un río donde brillaban estrellas,
un camino de árboles jubilosos.
Ahora mi padre me escucha
desde la vasta mansión de la muerte.
Sobre largos días escucha mi sollozo monocorde,
la piedra que depura mi alma.
Variados son los vientos
que liman la corteza de la vida.
El más lejano desamparo
de súbito hace mar a raudales.
Sobre aciagos días mi padre me escucha.
Sabe que sólo soy un hombre.


Tomado